domingo, 26 de mayo de 2013

Para un cielo de persona

Lo que hoy os voy a contar poco tiene que ver con las leyendas de Asturias, aunque es una historia muy bonita y muy emotiva que a mí personalmente me llegó al corazón.
Esta es la historia de una chica muy buena y muy trabajadora, que debido a esta maldita crisis, se quedó sin nada, en esa famosa ciudad y capital de España llamada Madrid. Siempre soñó con Asturias, pues su madre era Asturiana y ella muchos veranos de niña los pasó en esta bella tierra.
Después de veintitrés años sin ver esta tierra y después de que su hija tuviera que emigrar a Estados Unidos a trabajar, se quedó sola y sin nada en Madrid.
Tuvo que armarse de valor y cogiendo un vieja maleta y lo poco que tenía emprendió el viaje hacia Asturias en un autobús que tarda más de cinco horas en venir, me contó que al llegar a Pajares y ver las montañas algo en su interior se removió y se sintió feliz, aunque seguía sin tener nada.
Aquí en Asturias encontró una familia que no se esperaba, el recibimiento fue tan bonito y tan caluroso que se sintió la mujer más feliz del mundo y yo me pregunto ¿con unos abrazos y unas palabras cariñosas y sinceras de personas que se quieren, puede alguien ser feliz? Que suerte poder hacer feliz a una persona con tan poco.
Ahora, es un poquito más feliz, porque tiene cerca a una familia que la quiere y ha puesto un pequeño negocio que yo espero que le vaya muy bien, porque se lo merece y porque es la persona más buena y trabajadora que hay en el mundo.Un abrazo muy fuerte y mucha fuerza para poder seguir adelante luchando, porque sabes que ésta familia está aquí para ayudarte y darte ánimos.
Ésta es la historia de mi prima, espero que os halla gustado y si tenéis a alguien así a vuestro lado, la ayudéis también a salir adelante, porque personas como ella se lo merecen y es una satisfacción poder ayudar y hacer felices con tan poco a los demás.

martes, 14 de mayo de 2013

La mariposa

En una aldea asturiana, vivió, hace mucho tiempo, un rico labrador, viudo desde hacía años, que tenía dos hijas, pero para quien sólo contaba una, Inés, que nunca se atrevió a contradecir a su padre en nada, y se casó con el novio que éste le había designado. 
No pasó lo mismo con Clara, su otra hija, que a la hora de contraer matrimonio, eligió con el corazón, y provocó tanta ira en su padre, que la desheredó y le prohibió acercarse a la casa donde había nacido.
Clara y su esposo vivían pasando mucha necesidad, y aunque Inés deseaba ayudar a su hermana, el temor a su padre le impedía hacer nada. 
Cuando el labrador murió, Inés intentó de nuevo favorecer a Clara de alguna manera, pero ésta vez, fue su marido quien le prohibió hacerlo. Se desesperaba viendo la pobreza de su hermana, pero no veía modo de remediarlo. 
El día que se celebraba la misa por el alma de su difunto padre, rogó Inés con toda su alma para que Dios le permitiera encontrar el modo de favorecer a Clara, y en eso estaba cuando de pronto sintió un gran peso sobre su cabeza. Levantó la mano y una mariposa se elevó en el aire. No pudo creer que fuera el pequeño insecto el que provocaba aquella sensación hasta que el fenómeno se repitió varias veces. 
Al acabar la misa, le contó a su marido lo que le había pasado, pero éste no le hizo el menor caso. Sin embargo, a los pocos pasos, fue el marido quien levantaba la mano hacia su cabeza por el gran peso que sentía sobre ella y quien veía elevarse una mariposa ante sus ojos. 
La mariposa estaba constantemente presionando la cabeza de uno u otro de los esposos, hasta que Inés insistió tanto en que era una señal que se les enviaba para que ayudaran a Clara, que su marido accedió a repartir la cuantiosa herencia de su suegro, con sus cuñados. 
Así se hizo, y ya restablecidos cariñosamente los lazos entre las dos familias, vieron una mariposa revolotear alegremente ante ellos y luego volar muy alto, muy alto.....